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[Entrevista] Muralismo Figurativo – Rodolfo Sorondo

Rodolfo Sorondo “Rolo” como le dicen todos los que le conocen, es arquitecto, artista y maestro. Pionero en el muralismo argentino tiene una particular visión del arte urbano que involucra el aprovechamiento del espacio público, su entono, la narrativa y el trabajo colectivo.

Usted es arquitecto de formación ¿Cómo fue el salto al mosaico?

– Soy arquitecto por formación, pero transité por otras cosas antes de llegar a la arquitectura, entre ellas el dibujo y la pintura.

Cuando terminé mi adolescencia fui a trabajar al campo y no me gustó. Allí decidí que seguiría estudiando. Dudé entre Derecho y Arquitectura. Finalmente me incline por la arquitectura y me apasionó. Mientras tanto seguía pintando. Como arquitecto tuve una trayectoria larga; pero seguía pintando y cada vez más y me fui retirando de la arquitectura; y entre esa confluencia de la pintura y la arquitectura, terminé en el muralismo.

En un viaje a Barcelona conocí la obra de Gaudí y el mosaico fue como una revelación, porque el mosaico tiene la ventaja de que es un elemento perenne a diferencia de la pintura. Hoy día, las pinturas látex en las paredes sufren transformaciones, pierden los colores…. son efímeros. Aunque lo de lo efímero merece una reflexión aparte. Eso me recuerda a que una vez hablando con un graffitero me explicaba que para ellos el mural es efímero; según su visión el mural no tiene que perdurar…eso me hizo pensar en que existen otras posturas válidas pero que no era la mía.

¿Qué fue lo que más le atrajo del mosaico?

– El tema de la reflexión. Para mi pintar fue un tema de acción –recién ahora que estoy más viejo pinto más calmadamente–. El mosaico no se puede hacer de golpe, es un trabajo lento, reflexivo.

 

¿Cómo trabaja sus murales?

– Todos los murales los hago in situ. No los hago en el taller, no trabajo con malla. Para mí “el tema” es estar viendo la construcción del mural. No hago un concepto de mural que siempre termina igual. Aunque siempre realizo los bocetos, trabajo con las cuadrículas y transfiero el dibujo a la pared…no siempre respeto el diseño original. O los cambio yo, o los cambia los que están trabajando en el mural. Como trabajamos con materiales diversos que son “requechos”, descarte de cocinas, baños eso nos va determinando los colores definitivos del mural.

Para mi es muy importante que los murales sean figurativos. Es importante que los murales transmitan cosas de la vida. Desde las cuevas de Altamira –dónde el que pintaba los bisontes era un verdadero artista, aunque él no estaba en la búsqueda artística sino en la realización de un hecho mágico que le permitiera la caza–, hasta la creación de la imprenta en el 1400 todo se transmitía gráficamente a través de los murales. Los murales narraban hechos, contaban historias y todo era figurativo. Esa impronta aparece en toda mi producción.

En el barrio Mitre, por ejemplo, donde he realizado muchos murales las historias que cuento no son mías, son historias del grupo humano que vive allí. En el barrio yo trabajo con una asociación de mujeres que se llaman Madres en lucha. Cuando surge la idea del mural nos juntamos con ellas, con los vecinos, los maestros del barrio y se discute la temática del futuro mural. Allí hay murales que cuentan sobre las murgas, sobre las danzas folklóricas, sobre Goyeneche, sobre la historia del barrio.

Usted viajo a México a conocer las obras de los muralistas mexicanos.

-Sí, fui a México a estudiar los murales. Yo conocía el muralismo mexicano a través de las ilustraciones de los libros y sabía que de ese modo no se aprende nada. Durante mucho tiempo fui devoto de Modigliani, conocía sus pinturas a través de los libros. Yo estaba convencido de que la pintura de Modigliani era una pintura tersa, como el papel ilustración, y cuando en Francia vi sus pinturas en vivo me llevé una sorpresa ¡era otra cosa! Era una pintura espesa, sensual que expresaba una pasión diferente a lo que había visto en los libros.

Así que me fui en un viaje solitario por 15 días a México a ver personalmente los murales. Básicamente los de Siqueira y Rivera que son los popes del muralismo. Aprendí muchísimo…aprendí que todos ellos –sobre todo Siqueiros–, tienen un diálogo con el entorno gigantesco. Hay un mural extraordinario de Rivera que se llama  Epopeya del pueblo mexicano  en el Palacio Nacional que se compone de distintas secciones. No es un mural plano, tiene distintos ángulos, es como una escenografía de murales. Eso me despertó la conciencia de que el mural es todo un envoltorio que conjuga el espacio que te envuelve y articula un conjunto.

Creo que se puede tener una experiencia de ese concepto visitando el mural de Siqueiros Ejercicio plástico que se encuentra actualmente en el museo de la Casa Rosada. Ese mural lo realizó con la ayuda de Antonio Berni, Lino Spilimbergo, Juan Carlos Castagnino y Enrique Lázaro, pintaron paredes, piso y techo en el sótano de manera envolvente.

 

¡Fue un buen aprendizaje!

-Sí. Otra cosa que aprendí aquí, en los subterráneos de la ciudad de Buenos Aires es la observación de la mirada del mural en un lugar dinámico. No es lo mismo ver los murales desde arriba del subte, desde el mismo andén o desde el andén de enfrente, son perspectivas distintas. El mural tiene muchas miradas y la composición a través de viñetas permite una narración dinámica

Por otra parte, el mural de mosaico es un trabajo costoso monetariamente por la cantidad de material que conlleva. La composición en viñetas permite resaltar ciertas áreas y las menos importantes rellenarlas con azulejo blanco o con pintura directamente. Con lo que todo se va haciendo más razonable desde el punto de vista económico.

 

Usted utiliza mucho el recurso de las viñetas…

-Sí, lo adopté totalmente. Me parece que facilita mucho la lectura del mural en donde hay lugares más destacados y otros menos importantes. Si vas a contar una historia no podés hacer algo monotemático; hay que dividirlo en centros de atención.

Y ¿cuáles son los temas más recurrentes en sus murales?

-Con los murales he tocado muchos temas. El primer mural que hice fue para una escuela en Balvanera. Allí realizamos motivos históricos. A mí me gusta contar cuentos y mis cuentos siempre están referidos a lo social. En Morón, por ejemplo, hicimos las cuatro caras de un puente referidos a los tiempos antiguos, a la colonia, a la época industrial y a la época actual. Otro mural significativo es el de la plaza Cortázar, allí están plasmadas actividades barriales propias de la vida comunitaria. Los murales del barrio Mitre cuentan un cuento colectivo…

Un tema de mucha inspiración fueron los Cuentos de la Selva que me inspiraron para hacer todo un patio de un cliente privado.

 

¿Cómo ve el desarrollo del muralismo en Argentina?

-Los murales tienen una época…tienen un auge en la propiedad horizontal en las décadas del 60 al 80 que después desaparecen totalmente. Lo que ha surgido en estos últimos años es el muralismo urbano y otro muralismo mucho más hermético que tiene el código de tribu urbana y tienen la característica de ser efímeros.

Hay una vuelta a los murales en mosaicos no solo por su durabilidad sino también por la característica de su material que tiene brillo y en algunos casos hasta volumen. Es una forma expresiva distinta. El muralismo es una forma de trabajar el espacio urbano que es muy enriquecedor. Entre una ciudad en donde las calles tienen murales o no las tengan…no hay duda que se enriquece el espacio urbano con el añadido de la trasmisión cultural

En la arquitectura hay mucha controversia en ese sentido. Hay toda una línea de arquitectos que vienen de la escuela europea, del movimiento moderno que surge a partir de la escuela Bahaus que abomina el adorno de la arquitectura clásica –con sus frontis y molduras– que es la arquitectura de adorno sobre los planos construidos. Ellos prefieren los planos puros, colores puros y todo eso. Pero ese es un tema intelectual de algunos profesionales. La realidad, es que la gente común tiende a adornarse, lo hace con su ropaje, en su rostro, en su casa, ¡en sus macetas…hasta se ve en los enanos de jardín! De manera que los murales forman parte de esa necesidad de contrarrestar la dureza del entorno, de la calle, del cemento, de los espacios públicos.

¿Qué recomendación le daría a quien quiera iniciarse en el muralismo?

-Lo más importante es estudiar el entorno. Y tener claro cuál será el objetivo… ¿será para decorar? ¿o para marcar una señal? ¿o contará una historia? El mural es una intención cargada de significado y eso debe estar claro.

Por último, todo hacer tiene un oficio. Y el oficio del mosaico es muy gratificante, tiene la particularidad de que te invita a reflexionar. El mosaico te calma. Mientras estas trabajando en la obra estás como en una especie de Budismo Zen.

 

¿Cuándo se retomarán los murales del barrio Mitre?

-En cuanto podamos.


Entrevista realizada por Ana Lía Dellacasa para Mosaicos.Site
Agradecemos la colaboración de Eugenia Martínez 

 

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Editora de Mosaicos.Site. Editora de Ediciones Hypatia. Diseñadora gráfica. Amante del vidrio. Mosaico. Vitraux. Vitrofusión. Taller propio en Paternal, Ciudad de Buenos Aires. Instagram: @analiadellacasa Mail: analiadisseny@gmail.com
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