Arquitecta y artista del mosaico, Liliana Waisman es la creadora del Mosaico Espacial y las Filigranas en mosaico. Además de creadora y organizadora de Musiv.AR, la Exposición internacional del mosaico en la Argentina, asiste a exposiciones, simposios y eventos artísticos nacionales e internacionales y fue distinguida con el premio Gran Cavaliere Dell’Ordine di San Martino.
Se confiesa interesada particularmente en la búsqueda de un lenguaje etéreo y liviano del mosaico en el espacio, por lo que crea sus propios materiales específicamente diseñados para la implementación del mosaico en las tres dimensiones.
Enseña sus técnicas y arte en su taller de la Ciudad de Buenos Aires y en todo el territorio de la República Argentina, así como en otros lugares del mundo.
Considerándola una referente en nuestro país y región, tuvimos el privilegio de entrevistarla y esto nos dijo:
¿Dónde encuentra inspiración para realizar sus obras?
Mi inspiración está siempre apoyada en imágenes internas que aparecen en formas, colores y texturas, con riqueza de contenidos sensoriales diversos, generalmente referidas a recuerdos de vivencias pasadas vinculadas a la naturaleza o a tramas urbanas. El tema recurrente, siempre presente, es el ESPACIO, la búsqueda de un lenguaje artístico en el cual el mosaico no sea un revestimiento sino un generador de espacios… La liviandad, el movimiento, el juego entre espacios llenos y vacíos, la transparencia, fueron siempre objetivos dentro del mosaico.
¿Cómo fue el proceso de pasar del mosaico «plano» a explayarse en la tridimensión?
En esta búsqueda, comencé creando piezas tridimensionales que luego recubría con mosaicos, ocupando éstos el lugar de cobertura. De a poco fui inventando el Mosaico Espacial, que es un concepto, una técnica y una estética nuevos dentro del mundo musivo, ya que en él no hay soportes. Por el contrario, son únicamente las teselas y las juntas concebidas y utilizadas en sus tres dimensiones, las que conforman la obra.
¿Qué artistas la inspiran a la hora de desarrollar su actividad artística?
Esta novedosa forma de concebir, diseñar y construir el mosaico no me permitieron inspirarme en ningún otro artista, si bien siempre me enriquezco conociendo las obras de artistas de todos los países. El aprendizaje y la ampliación de las experiencias van agregando vivencias que se combinan, inconscientemente, con todo lo previo, dando paso a imágenes –y obras- siempre cambiantes… Todo contribuye a seguir explorando materiales, investigando técnicas y nuevos desarrollos.
¿Usted es arquitecta, en que momento recibió ese «llamado interior» que la llevó al mosaico?
Mi tránsito hacia el mosaico estuvo precedido por la creación de objetos móviles en resina. Componiendo trozos rotos de piezas de resina, comencé hace muchos años, sin saberlo, a hacer mosaico. Ser arquitecta, obviamente, tuvo siempre una importancia e influencia decisivas en mi obra.
¿Trabaja con bocetos?
Jamás hago un boceto, solo pongo “manos a la obra” y voy desplegando la obra como la voy sintiendo, y ello me permite desplegar una libertad en todos los sentidos.
¿Qué mensaje dejaría a las personas que recién comienzan a realizar mosaico?
A todo el que quiera acercarse al mosaico, le sugeriría aprender rigurosamente la técnica del mosaico clásico, académico, explorando simultáneamente dentro de sí el lenguaje con el que pueda sentirse fielmente representado.
¡Muchas gracias Liliana Waisman!
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PH cortesía Liliana Waisman
Entrevista: Analía Pelaia
Edición: Vanesa Galizia
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